¿A tu hijo le van a hacer un electroencefalograma?
Te explico qué es, para qué sirve, cómo se hace y la preparación que necesita.
El cerebro realiza de forma simultánea múltiples tareas, conscientes e inconscientes, todas ellas complejas. Su éxito y eficacia se deben a su organización precisa y jerarquizada en diferentes estructuras encargadas de diferentes funciones.
Para que las tareas que realizan no interfieran unas con otras, estas estructuras se comunican entre sí mediante impulsos eléctricos que se generan en las neuronas de forma coordinada y rítmica, lo que garantiza un resultado armonioso.
Estas señales eléctricas son de muy bajo voltaje pero mediante un amplificador podemos registrar su actividad para su estudio. El registro obtenido se llama electroencefalograma (EEG)
¿Para qué sirve un EEG?
Durante la consulta, mediante la entrevista y la exploración clínica, el médico habrá obtenido los datos cínicos que le permitan dar un diagnóstico.
A menudo esa información debe complementarse mediante la realización de pruebas como el EEG.
Aunque el EEG se utiliza fundamentalmente para el estudio de las convulsiones y de la epilepsia, también es de utilidad en otros problemas.
¿Cómo se hace un EEG?
Es un procedimiento muy seguro, que debe realizar un técnico o un médico
El ambiente debe ser tranquilo, con pocos estímulos y el niño debe estar cómodo, tumbado en una camilla o sentado en una silla.
Los impulsos eléctricos cerebrales se recogen a través de unos pequeños discos metálicos (electrodos) que se colocan sobre zonas específicas del cuero cabelludo previa aplicación de una gel (nuprep) que tiene como objetivo eliminar interferencias. Para que no se muevan, se sujetan firmemente con unas gomas o un gorro especial, se aplica un gel conductor debajo de cada electrodo para mejorar el contacto con la piel (gel Ten20). Todo esto puede ser algo molesto, pero no será doloroso en absoluto.
Los electrodos se conectan mediante cables a un amplificador-grabador que recoge y registra los impulsos eléctricos en forma de ondas.
El registro debe durar un mínimo de 20 minutos para que tenga valor diagnóstico y deben seguirse las indicaciones de quien lo realiza.
La mayoría del tiempo la persona debe permanecer inmóvil y con los ojos cerrados. Cuando se le pida respirará de forma profunda durante unos minutos o mirará a una luz brillante que centellea a diferentes ritmos.
Los niños pequeños o con dificultades para colaborar es preferible que estén dormidos durante el procedimiento ya que el resultado será más fiable y obtendremos más información con una sola prueba.
Preparación previa al EEG
Conviene que el cabello esté recién limpio y seco: hay que lavarle la cabeza el día antes con el champú habitual y no aplicar acondicionadores, ni fijadores ni otros productos.
No es necesario ni conveniente que el niño esté en ayunas: a menos que el médico que solicitó el examen diga lo contrario, debe tomar su medicación habitual y no suspenderla el día de la prueba.
Es deseable que los niños menores de 5 años se duerman durante la prueba, porque colaborarán mejor y porque la prueba nos dará mucha más información. También en niños mayores es frecuente querer registrar la actividad cerebral despierto y durante el sueño.
Para facilitar que se duerma durante la prueba es aconsejable que las 24-48 horas previas no beba ni coma nada que contenga cafeína, té, bebidas energizantes u otros productos que le ayuden a mantenerse despierto.
La noche antes de la cita para la prueba, debe dormir sólo 5-6 horas e impedir que se duerma hasta que se le coloquen los electrodos. Para ello debe retrasarse la hora de acostarlo y adelantar la de despertarlo.
¿Y el resultado del EEG?
El EEG es imprescindible en el estudio de la epilepsia, debe hacerse siempre ante la sospecha de una epilepsia y antes de iniciar cualquier tratamiento. Pero es una prueba complementaria, eso quiere decir que el resultado del examen debe analizarse en conjunto con el historial del paciente.
El resultado del EEG debe interpretarse en el contexto del cuadro clínico ya que tener alteraciones en el EEG no implica tener una enfermedad y al contrario, no siempre que hay epilepsia se consiguen registrar alteraciones en el EEG.
El diagnóstico de la epilepsia es clínico y está basado en la repetición de las crisis.
17 de octubre 2020
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